miércoles, 10 de diciembre de 2008

Fortaleza


¿Quien es más fuerte?

- Aquel que más grita (Pocos lo reconocerán pero muchos lo harán – aceptarán).

- Aquel que mejor habla.

- Aquel que más seguro está de si mismo.

- aquel que más carácter – fuerza de voluntad, tiene para seguir sus objetivos

- Aquel que más centrado está....


No es más fuerte ninguno de ellos, es más, ¿Una persona puede ser más fuerte que otra? O es la persona “débil” la que se subyuga a la voluntad de la primera. No comprender lo que nos rodea es la primera parte, no comprender el porqué actúa la persona que tenemos delante, algo comprensible pues pocos pueden decir sinceramente que se saben algo a si mismos, en el sentido más profundo del término, muy pocos, menos aún los que se conocen.


En esos momentos, en los que la persona necesita desahogar, descargar parte de su tensión es cuando vienen las diferencias. Los grupos que describo a continuación no son grupos cerrados en los que un individuo permanezca ahí por siempre, son tendencias generales por las cuales, todos en mayor o menor medida, hemos pasado – pasamos o pasaremos, pudiendo cambiar de una a otra con un espacio amplio de tiempo entre medias, o con unos segundos.


Algunos son explosivos, rápidos, “agresivos”, que no necesariamente violentos, un tono de voz elevado, palabras tajantes, aparente seguridad y mucha convicción antes de actuar. Buenas intenciones que acompañan cegando aún más, su visión rara vez sirve para alguien, incluidos ellos mismos. Sus ganas de ayudar, a la par que desprenderse de la tensión les hacen bastante inconscientes de lo que realmente dicen o hacen la mayoría de las ocasiones que se dejan llevar por esa sensación.


Otro grupo es de aquellos que se dejan mover, cuanto menor resistencia menor es la fricción del entorno, muchas veces no por miedo, o por falta de potencial, más bien por el peso de una dinámica, la inercia de una gran bola que les persigue. A mayor es el tiempo en este camino menor es el control que piensan tener y mayor es el poder que aceptan gustosos los que le rodean, siempre viene bien una buena dosis de energía, al precio que sea, posiblemente un precio que no suelen ver ninguna de las dos partes hasta que es demasiado alto.


Un nuevo grupo es el de los “misteriosos”, aquellos que cortan cosas a la espera que les pregunten, les sonsaquen, estén pendientes de ellos, algunos esperando hasta que les rueguen algo que en el fondo saben no merece tanto la pena. Una forma de ser el centro de atención, de destacar, sea con motivo o sin él.


Una nueva subdivisión de personas se puede destacar, aquellos que se alimentan de los “Pobrecito, no pasa nada, venga va, ea ea.” los que necesitan que los demás les compadezcan, les mimen como a un pequeño enfermo y les den palmaditas en la espalda. Aquellos que llegado a un extremo solo pueden relacionarse así, siempre es más fácil y más cómodo que las personas te presten atención cuando estás mal, estando “bien” - No necesitas ayuda. Este grupo en especial, de todos ellos, es el más opuesto a mi, bien porque mi carácter lo pide, incluso cuando me encuentro en alguno de los grupos descritos antes. NADIE es un pobrecito, nadie debería tener pena de nadie, en vez de eso, de dar palmaditas y paliativos lo que debería hacerse es ayudar a una persona que, más que posiblemente esté en una situación tremendamente difícil, mucho más de lo que la mayoría aguantaríamos. La situación está ahí, en ese momento, en función de lo encontrado se actuará; desde el presente para el presente. Más duro, más fácil, ayudar a avanzar, no compadecerse.


Un último grupo, y con este espero no olvidarme a ninguna de las tendencias importantes, es el de las personas que salen de todos los anteriores. Las personas que actúan desde el centro, aquellas que observándose de verdad pueden moverse sin entrar en las espirales anteriores, a su lado, sobre ellas, ayudando en lo que pueden, siempre estando desde el propio ser. Cuando el centro se hace consciente el resto responde a su vibración, el movimiento es mucho más armónico.


En este es en el que pretendo continuar, en el que muchas veces pretendo situarme para actuar, en especial cuando trato de ayudar a las personas. A veces consigo rozar ese estado, a veces no, pero aún en las que no llego puedo sentir con bastante claridad la evolución que ha precedido al momento presente, la capacidad de darse cuenta incluso en el “error” de lo que falla, el poder ver el camino del cambio, empezar a escucharse en algunos aspectos.


Este post tiene un destinatario en especial, por el momento en el que estamos, esa persona lo sabe, mucha más gente puede sacar sus propias conclusiones, libre albedrío. Lo que falta aquí para ti está dicho, de forma muy escueta pero bastante clara, espero te haya servido.


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