El sueño no siempre ha sido reparador. En algunas ocasiones es mejor pensar desde ese otro ángulo que te deja. Hace unos días, justo esos días, mi sueño ha sufrido cambios más que importantes. El porqué, ahora está más claro. Cobra cada vez más sentido el “Todo va integrado”, “Parate y escucha, esa pequeña voz”. Muy corto ha sido el momento pero, no puedo denominarlo de otro modo que revelador. Puede que no una de las revelaciones que llevan a la trascendencia inmediata, a la clarificación de las cosas, pero si a un gran paso en un pequeño espacio, una nimia tarea.
Lo que el resto dice, hace, opina, aún cuando es fruto de problemas más que serios, de la ignorancia de la necesidad generalizada de competencia, atención, compasión.... energía, provoca una variación. En este punto es donde el estado interno entra en juego, el momento en que todo lo movido hasta ese punto regresa para poner a prueba la atención a lo dicho, la interiorización de las propias palabras. No es el insulto, el comentario, la actitud la que provocan el cambio, la reacción, muy al contrario, no hay dos partes, de momento una quiere entender, la otra... prefiere seguir desconectada.
Uno de esos movimientos, ese pequeño batir de alas de mariposa que desencadena el huracán, durante un momento vi el huracán, como tantas veces pero justo ahí entro la causa, la génesis. Con ella no llegó la solución, pues la causa no juzga, solo muestra y en esa visión está el pequeño sendero. Un camino demasiado fácil de seguir, ahí su complejidad, la tendencia, la inercia pidiendo paso desde la propia espalda. El estado de ánimo cambia por completo, el papel espera la primera reacción.
Dejo estás letras como marca, abandonado en el bosque, se ansía volver a casa, mucho más cerca de lo creído, comenzando a ver las miguitas esperando donde antes la vista no se fijaba. Cuando la luz de las estrellas no deja ver el camino, la oscuridad es la opción más rápida... y cruda.
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