sábado, 27 de diciembre de 2008

Raciocinio

El tiempo hoy no acompaña, es mirar por la ventana y ver que el día se revela, las nubes tapizan el cielo y un aire un tanto desagradable se cuela por los rincones ululando, refrescando los ánimos. La temperatura anuncia ¿nieve?, al menos otra helada considerable como los días anteriores. Aquí estamos y aquí adaptarnos. La misma temperatura hacía ayer, a altas horas de la madrugada cuando comenzó el día. La hierba completamente blanca recibía los pasos de los pocos incautos que habíamos decidido madrugar en ese día. Muchas visitas son bien recibidas pase el tiempo que pase, esta era una de esas.


Divagaciones, desvaríos, pasos hacia uno y otro lado, sin un rumbo aparente, descargar un poco el sistema con alguien que lo merece, personas raras de encontrar, lo que las leyendas llaman... amigos. No los “amigos” de fiesta, o los “conocidos” que dicen estar ahí, hablo de esas pocas personas con las que poder usar todas las letras. Es una sensación reconfortante, el poder abrirse un poco y aclarar determinadas cosas en esta época de reencuentros.


¿Siempre es mejor esperar?, solo para los que en esos momentos no estamos preparados, los que no podemos ver delante con claridad, ahí es importante centrar primero la vista y luego moverse. La mejor forma es la del instante, la del momento, la de esa claridad del instante preciso, uno detrás de otro, sin descanso, sin esfuerzo, sin tensión. Ahora no es esa época para mi, todavía quedan varios días para poder encontrarme con eso, quedan menos días.


Y claro está, no soy el único que lo hace, al menos en mi caso el campo de visión es un poco más amplio, no soy un pobre buey privado de la visión lateral para centrarse en lo que me han marcado, aunque muchas veces haga precisamente eso. Cada una de las otras veces merece el esfuerzo. Por eso mismo, cuando los prejuicios atenazan a una persona llevándole a lugares que no le convienen en absoluto, que le están reclamando un precio que no puede permitirse recuerdo que puedo elegir, que no es necesario que me deja arrastrar, atar por su misma rienda, la brida se calló hace algunos años. La parte difícil de es proceso es el mantenerse alejado, pudiendo hacer tanto y a la vez sabiendo que nada de todo eso es útil, está la barrera, la única barrera real, la de la propia persona. Personas que hemos elegido este camino tenemos esa pequeña losa sobre nosotros, apartada se encuentra, solo queda salir del pequeño hoyo, ha dejado de presionar de forma real, el picor fantasma todavía sigue ahí, el ego se resiste a la amputación por completo de esa parte suya, tiene fuerzas para luchar aún, esperemos que sea el último golpe de Yang.


Los sitios cerrados tienen algo que llama la atención, cuando algunas personas se arremolinan en un espacio pequeño, sin el cielo sobre sus cabezas la sala cambia, se transforma, LOS transforma. Espontaneidad, alegría, ira, rencor, recelos, enfados... todo se hace más potente cuando no es un sentimiento único, cuando es compartido por varios y se hace mucho más patente nen los más débiles a estos estímulos, no hablo de los sensibles, de los que sienten lo que pasa y pueden fluir, hablo de los que no se dan cuenta y se dejan llevar por algo que no es suyo. El lujo de poder ver esto en funcionamiento, como una pequeña partida de ajedrez sobre el tablero, desde la perspectiva de uno de los espectadores, sin tensión, sin presión, sin ninguna influencia, viendo como se desarrolla cada movimiento, como se despliega. Espontáneo o adquirido, prpio o sacado de un libro, lo rígido no aguanta la tensión y se rompe, lo flexible deja pasar algunas veces muchas cosas, el punto de la corriente es la clave.


Este punto viene de la mano de algunas personas ajenas, ya sabéis lo que sucede cuando no escuchas la vocecilla interior, el resto tiende a recolocarse para que veas algo muy obvio, tanto que pasa desapercibido. Personas que merecen todo lo mejor y que seguramente lo tengan mucho antes de lo que se esperan, tan pronto como decidan dejarlo venir, espero estar cerca para verlo.


Una de esas personas, anclada en su pasado, difícil de entender, de ayudar, de cambiar... mejor gran parte de lo que pienso lo dejo esta vez para mi. Mi paciencia no estuvo, la parte de la que hablaba hace tan solo unos días, un conjunto de horas volvió, una pequeña porción al menos. Esa chispa que encendía la maquinaria, algunas cosas han sido más fáciles otras... buscando la excusa para quedarse, el resto se ven obligados a someterse y como consecuencia de esto mismo es mejor respirar, dar un margen de espacio, mejor no quemarse, mejor no quemar por muchas ganas que haya en esos instantes.

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